Capítulo 5.
El coronel, como todos los viernes, fue a esperar la jubilación, pero como estaba lloviendo esperó en el consultorio de Don Sabas.
Don Sabas le dio algo para beber; luego, el coronel y la esposa de Don Sabas empezaron a hablar de la muerte. Poco después, Don Sabas y el coronel siguieron la convesación a solas y Don Sabas le dijo: –¿por qué no vendes ese gallo.? a lo que el coronel respondió :– no, por que se acercan las peleas de gallos.
El coronel, como todos los viernes, fue a esperar la jubilación, pero como estaba lloviendo esperó en el consultorio de Don Sabas.
Don Sabas le dio algo para beber; luego, el coronel y la esposa de Don Sabas empezaron a hablar de la muerte. Poco después, Don Sabas y el coronel siguieron la convesación a solas y Don Sabas le dijo: –¿por qué no vendes ese gallo.? a lo que el coronel respondió :– no, por que se acercan las peleas de gallos.
Don Sabas opinó que si lo vendiera, tendría doble beneficio porque se sacaría un dolor de cabeza y tendría $900 en el bolsillo .
Luego de la convesación, el coronel fue corriendo hacia la oficina de correo ya que llovía mucho. Una vez allí, preguntó si estaba su carta, pero no estaba.
Luego de la convesación, el coronel fue corriendo hacia la oficina de correo ya que llovía mucho. Una vez allí, preguntó si estaba su carta, pero no estaba.
Luego fue a su casa y encontró que su mujer había preparado mazamorra. El preguntó:-¿y la mazamorra? a lo que su esposa contestó:-los chicos trajeron mucho maíz para el gallo.
Al día siguiente, el coronel no encontró a su esposa en casa desde temprano; ella, después de unas horas volvió, y el coronel preguntó:-¿dónde estabas?......:—con el padre Ángel, le pregunté si podíamos vender los anillos de casamiento – ¿y que te dijo?—que era pecado.
Antes de acostarse a dormir el coronel dijo: –voy a vender el gallo a $900 a Don Sabas.
Damián
Al día siguiente, el coronel no encontró a su esposa en casa desde temprano; ella, después de unas horas volvió, y el coronel preguntó:-¿dónde estabas?......:—con el padre Ángel, le pregunté si podíamos vender los anillos de casamiento – ¿y que te dijo?—que era pecado.
Antes de acostarse a dormir el coronel dijo: –voy a vender el gallo a $900 a Don Sabas.
Damián
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