lunes, 19 de noviembre de 2007






Capítulo 6.
El coronel fue a la oficina de Don Sabas a ofrecerle el gallo pero Don Sabas estaba muy ocupado.
El coronel salió de allí y se fue a su casa; en la casa lo esperaba su señora preparando la comida que era de un fiado que había prometido pagar al día siguiente. La mujer le insistió que venda el gallo entonces el coronel fue a nuevamente a la casa de Don Sabas; éste, le dio sesenta pesos y le dijo que cuando consiga comprador ajustarían cuentas. Ese día el coronel fue a hacer las compras con su mujer, y vio a Álvaro jugando a la ruleta.
Éste, al verlo, sacó una hoja de su bolsillo y se la pasó por debajo de la mesa diciéndole :- era de Agustín.
El coronel se guardó la hoja en el bolsillo y se puso a seguir con la mirada los números que salían en la ruleta. Vio que el once estaba saliendo por tercera vez, así que le dijo a Álvaro que apueste al once pero esta vez no salió y entonces el murmuró:- esto me pasa por meterme en lo que no me importa. -: lo siento- dijo el coronel avergonzado. Y siguió sintiendo culpa.
El coronel sintió a sus espaldas el crujido seco, articulado y frío de un fusil al ser montado. Comprendió que había caído en una batida de la policía con la hoja clandestina en el bolsillo. Y entonces por primera vez, vio al hombre que mató a su hijo.


PATRICIO

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