martes, 27 de noviembre de 2007







el coronel.................




Capítulo 7


El coronel no necesitó abrir la ventana para identificar a diciembre. Le dio de comer al gallo que ya estaba listo para los entrenamientos. El gallo había adquirido una figura escueta, un aire indefenso.
El coronel salió a la calle animado por el presentimiento de que esa tarde iba a recibir la carta . Como todavía no era la hora de que lleguen las lanchas esperó a Don Sabas en su oficina. Le dijieron que Don Sabas iba a llegar el lunes. No se desesperó a pesar de que no había previsto ese accidente sorpresivo y perjudicial.
Luego llegó un circo de fieras. El sirio le dijo al coronel que esconda a su gato porque los muchachos se lo robarían para vendérselos al circo que los utiliza como alimento de las fieras.
El coronel, pasó de largo por la oficina de correos y se dirigió hacia la gallera. Vio a su gallo en el centro de la pista, solo, indefenso, con algo de miedo. El contrario era un gallo triste y de color ceniza.
El adversario daba vuelta sobre sí mismo y volvía al asalto. Su gallo no atacó. Rechazó cada asalto y volvió a caer sobre el mismo sitio.
Germán lo levantó con las dos manos y lo mostró al público. Todos gritaron y aplaudieron.
Otro viernes más que el coronel no recibe su carta.
El coronel dijo que su gallo no se iba a vender pero la mujer dijo todo lo contrario porque al reloj y al cuadro no los querían comprar.
Poco después la mujer se desesperó y le preguntó al coronel, que es lo que iban a comer mientras esperan que el gallo juegue y gane la pelea.
El coronel necesitó setenta y cinco años para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:
-Mierda.

FIN DE LA NOVELA.

ANDREA Y DAIANA.

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